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martes, 27 de febrero de 2018

Artzain Eskola 2018.

D.V.

ONCE ‘MAKILAS’ Y DOS HOMENAJES


Un total de 270 alumnos han pasado ya por la Artzain Eskola de Arantzazu en 21 años

Los nuevos diplomados de la Escuela de Pastores y los homenajeados con las autoridades que presidieron el acto en Arantzazu. /Marian
Los nuevos diplomados de la Escuela de Pastores y los homenajeados con las autoridades que presidieron el acto en Arantzazu. / MARIAN

MARIAN GONZALEZOñati
«He estado trabajando como alguacil en Sansol, en la comarca de Estella, pero lo que verdad me tira es el campo, tener un rebaño. Tuve uno de 12 cabras como hobby y lo quité, pero era lo que realmente me gustaba. Así que me apunté a la Artzain Eskola de Arantzazu, y pese a las dos horas de coche que he tenido que hacer a diario, no me arrepiento. He aprendido mucho y mi objetivo es arrendar unos terrenos e intentar luchar por mi sueño».
Quien así se expresa es Yeray González, uno de los once alumnos de la última promoción de la universidad de los pastores. No es el perfil tipo, porque ahora la mayoría de los diplomados proceden del sector agrícola, es gente que ha mamado la profesión , como Iker Sukia, que pese a sus 16 años de edad, no alberga ninguna duda sobre a lo que quiere dedicarse en el futuro. Relata orgulloso que es «la cuarta generación del caserío ‘Borda Berri’ de Lazkao. Mi padre es pastor, tenemos una explotación de 520 ovejas y desde pequeñito me ha gustado, por eso he querido formarme aquí. Sabía mucho y aprendido mucho más».


«Era alguacil, pero ahora quiero alquilar un terreno y poner un rebaño de cabras»

«Era alguacil, pero ahora quiero alquilar un terreno y poner un rebaño de cabras»YERAY GONZÁLEZ (SANSOL)
El alavés Jon Mujika, de Agurain, a sus 19 años, también lo tiene claro. «En el caserío siempre ha habido ovejas y ayudaba, en verano trabajé en una fábrica y ya no tuve dudas, no era lo mío. Por eso vine aquí; mi intención es lograr una beca para seguir aprendiendo y luego ponerme a trabajar con mi tío en el caserío ‘Baltia’. Me gustaría montar una quesería y dedicarme en exclusiva a esta profesión, no tener que compaginarlo con la fábrica como muchos», explica.
Quien también va a ponerse ya a elaborar quesos, aprendiendo con otros pastores de oficio, es el bergararra Aitor Kortabarria, de 22 años. Su sueño es vivir del caserío familiar materno ‘Maugia’ en Idiazabal, pero lo ve «difícil a corto plazo», y por eso quiere ir poco a poco, «trabajando primero para otros». Aitor siempre se ha sentido atraído por la naturaleza, de hecho estudió gestión forestal y medio natural en Fraisoro, y estuvo becado en Polonia y las Islas Azores. Quería seguir estudiando y entre la biología o la Artzain Eskola, se decantó por la segunda, y está «muy contento».
Feliz también por lo aprendido se mostraba ayer la única mujer de la vigésimo primera promoción: Oihane Primo, de Pamplona. Tiene 20 años y su apuesta ha despertado la curiosidad de su entorno. Tras hacer un grado medio de producción agropecuaria, dejó el trabajo que tenía para estudiar en Arantzazu, y pese a que es la que más complicado lo tiene, «porque carezco de explotación, y además soy mujer», se muestra ilusionada. Le gustaría dedicarse al sector lácteo, a hacer quesos, yogures... Y confiesa que de eso tiene mucha culpa la Artzain Eskola y el hecho de que se le haya dado dignidad y prestigio a la profesión.


«Lo tengo difícil por ser mujer y no tener una explotación, pero lo voy a intentar»

«Lo tengo difícil por ser mujer y no tener una explotación, pero lo voy a intentar»OIHANE PRIMO (PAMPLONA)
En eso precisamente incidió ayer el viceconsejero de Agricultura, Bittor Oroz, en el acto de clausura. «El futuro del sector pasa por prestigiar, por atraer a esta actividad milenaria a nuestros jóvenes. Un sector con futuro es clave para que el relevo generacional sea posible, y para que el pastoreo, además de como trabajo vocacional, sea reconocido como una actividad económica que genera empleo, riqueza, bienestar y sea una pieza fundamental del sector primario y la revitalización de las zonas rurales» aseguró, tras calificar el centro oñatiarra como «clave para el futuro productivo de ovino en Euskadi».

Un punto de hipocresía

También criticó «la hipocresía de la sociedad y de algunos ayuntamientos que dicen apoyar al sector y luego no ponen más que trabas y pegas para que fructiferen proyectos. De ahí lo especiales que son los homenajes de este año. Porque por un lado reconocemos el trabajo que ha hecho el Ayuntamiento de Eskoriatza para que un joven que salió de esta escuela hace dos años, haya podido montar una explotación. Y por otro, homenajeamos a una pareja de pastores que es realmente estupenda. Que ha trabajado mucho y bien y ha sabido diversificar vendiendo pan, queso, repostería...». Hablaba de Pedro Gabiria e Inés Argarate, del caserío legazpiarra ‘Makatza’, que recogían con la humildad que les caracteriza la ‘makila’ y el diploma.
Inés fue muy sincera. «Es un oficio muy bonito, pero también muy sacrificado, que nadie se piense que es meter ocho horas y a la calle. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de haber podido ayudar a quienes apuestan por esta profesión, es un honor ver que un chaval que ha estado aprendiendo el oficio contigo, sigue adelante y por eso no creo que nos merezcamos este homenaje pero, lo aceptamos muy agradecidos. Estamos dispuestos a seguir siendo compañeros de viaje de los alumnos y de la escuela, que es muy necesaria», concluyó.


«Soy la cuarta generación de pastores y estoy muy orgulloso»

«Soy la cuarta generación de pastores y estoy muy orgulloso»IKER SUKIA (LAZKAO)
Por su parte el alcalde de Oñati, Mikel Biain, tuvo palabras de elogio a quienes en su día apostaron por un proyecto que ya ha formado 270 alumnos en sus 21 promociones. «El esfuerzo, la ilusión y las ganas de una nueva generación de pastores que está reactivando y modernizando el sector, unida a la experiencia y sabiduría de veteranos con muchas tablas, y el empuje y tesón de un grupo de soñadores han hecho que la universidad de los pastores haya roto muchos tópicos», señaló.
Los participantes incidieron en la importancia de la formación pero también del apoyo al sector. En esa línea Bittor Oroz anunció que el PEGA (Plan Estratégico de la Alimentación y la Gastronomía) del Gobierno Vasco, «propone aumentar el peso de la cadena de valor de alimentación y la gastronomía en el PIB vasco del 10,56 % actual, al 12% en cuatro años».

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