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jueves, 23 de febrero de 2017

Guía para saber prestar primeros auxilios emocionales.




    Son frecuentes las situaciones en las que personas de nuestro entorno lo están pasando mal y nos cuesta saber cómo reaccionar para prestarles apoyo.


    Gracias a Arturo Torres

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    Guía para saber prestar primeros auxilios emocionales

    A continuación tenemos algunas ideas fundamentales que nos podrían sevir para orientar tus iniciativas de apoyo emocional del mejor modo posible.
    En estos casos existen momentos de incertidumbre, en parte, porque no sabemos si las iniciativas que estamos emprendiendo para ayudar a estas personas están dando resultado o si por el contrario suponen una carga más para quien está viviendo un mal momento.

    1. Preguntemos qué quieren de nosotros
    Ante una persona triste, una de las primeras preguntas que deberíamos hacer es: ¿qué puedo hacer por ti? Es en ese momento cuando empieza el apoyo emocional de verdad, más que en la averiguación de lo que le ha pasado. Hay que priorizar su bienestar a nuestra curiosidad para saber qué pudo pasarle.

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    2. Escuchar lo que nos dice
    Prestar apoyo es, entre otras cosas, saber escuchar y facilitar que la otra se pueda desahogar para liberar tensiones. Es por eso que no deberíamoa tomar un rol tan activo como para liderar claramente la relación que tenemos la persona triste y nosotros. Apoyar es justamente eso: mostrarse dispuesto a ayudar a la otra persona, prestar atención a sus necesidades, y no saturarla con consejos o actividades impuestas. Por ello, lo más importante que podemos hacer es practicar la escucha activa, es decir, hablar menos que la otra persona y hacerlo para que sea ella la que, si quiere, pueda expresarse.

    3. No menospreciemos los silencios
    No tenemos porqué sentir incomodidad si el tiempo que pasamos dándole compañía a la otra persona está plagado de silencios: es lo normal. Acompañando físicamente a esta persona ya la podemos estar ayudando, y las palabras son algo secundario casi siempre. Intentemos, además, que la otra persona note que para nosotros no hay ningún problema en permanecer largos ratos sin decir nada. Así no tendrá que actuar por compromiso.

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    4. Llorar no es malo
    Parece absurdo tener que decirlo, pero nunca está mal recordar esto. Hoy en día llorar está mal visto, sobre todo en el caso de los hombres, y sin embargo es un mecanismo presente en todas las culturas que sirve para descargar tensiones, agotar al organismo y, en cierto modo, aliviarse. También es un buen momento para estrechar lazos por medio del abrazo, ya que este contacto físico puede hacer que de ese momento en adelante la persona que está triste se sienta más arropada y más libre de exteriorizar los pensamientos y sentimientos que la afligen.

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    5. Respetemos su intimidad
    Prestar apoyo emocional a alguien no significa que estemos sellando un pacto con esa persona según la cuál tú ofreces compañía a cambio de que te revele todos los motivos de su tristeza. Una cara de este sentimiento de aflicción es verbalizable, pero hay otra que irremediablemente queda en la intimidad y es subjetiva, o bien la persona prefiere no revelarla. Es importante respetar eso.

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    6. Nos tenemos que fijar en los detalles importantes
    Alguien que pasa por un mal momento es capaz de pasar mucho rato cavilando sobre lo que le pasa o centrándose en sus emociones y, por ello, es capaz de olvidar cosas importantes de su día a día. Si podemos, procuremos estar ahí para fijarte si esta persona está pasando por alto cosas importantes tanto en su planificación del día a día como en los pequeños gestos y movimientos que pueda hacer.

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    Ilustración de Agata Wierzbicka

    7. Respetemos su deseo de soledad
    Hay muchas personas que prefieren estar solas cuando están tristes. Por eso, no nos empeñemos en estar al lado de ellas digan lo que digan y hagan lo que hagan. Dejándoles un espacio puedes estar ayudando a que se recuperen y, en todo caso, siempre podemos aclarar que pueden contar con nuestra compañía en cualquier momento si en algún momento les apetece.


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