«Nací para los adoquines, no para estas carreteras»
Markel Irizar afronta «más tranquilo de lo que esperaba» su última Itzulia, en la temporada de su retirada del ciclismoMarkel Irizar asciende hacia Karakate por el tramo de hormigón de la última etapa de la Itzulia. / |
«Pese a ser euskaldun, físicamente no he nacido para estas carreteras, sino para los adoquines». Markel Irizar (Trek) asciende por la pista de cemento que da acceso a Karakate en una imagen que se torna simbólica. El corredor oñatiarra, de 39 años, parece marchar hacia su despedida, al final del bosque. Colgará la bici en la Clásica de San Sebastián, en agosto, y se apresta a disputar su última Itzulia. Ayer recorrió las rampas del penúltimo puerto de la carrera, una ruta nueva por una pista de cemento estrecha y dura, pero no excesiva.
Solo será la cuarta Vuelta al País Vasco de Irizar. «Todos los años corría el Tour de Flandes y la París-Roubaix, y veía la Itzulia desde Bélgica. Fue un privilegio formar parte del equipo de Fabian Cancellara, con quien tuve la fortuna de ganar esas carreras varias veces, en lo que han sido los momentos más importantes de mi vida deportiva. Cuando cuelgue la bici lo valoraré con más respeto o cariño».
- Nació el 5 de febrero de 1980 en Oñati
- Tiene 39 años.
- Trayectoria
- 2004-2009: Euskaltel. Desde 2010: RadioShack/Trek.
- Palmarés
- etapa del Tour de Poitou-Charentes (2010). Vuelta a Andalucía (2011).
- 29 monumentos
- ha disputado tres Milán-San Remo, 11 Tours de Flandes, 10 París-Roubaix, dos Lieja-Bastogne-Lieja y tres Giros de Lombardía.
Se retirará en Donostia. «Cuando tomé la decisión, me decanté por la Clásica. Tenía claro que quería dejarlo en casa. El equipo, el mánager Luca Guercilena, me han dado todas las facilidades. Quería anunciar mi retirada antes de la Itzulia, para disfrutar de un año final especial. Es un lujo poder despedirme ante los míos, amigos y familia, pero sobre todo de la afición. Se dice que la vasca es la mejor del mundo y, si no lo es, está entre las mejores. Va a ser muy especial». Admite, sin embargo, que está «más tranquilo de lo que esperaba».
Aunque su mundo han sido las clásicas, también ha saboreado el éxito en la Itzulia, como en 2011 cuando su equipo (Radioshack) ganó con Andreas Klöden o en 2017 cuando fueron segundos con Contador, ya como Trek. En Karakate, que bien puede parecer un muro de la Amstel Gold Race, Irizar admite que «es casi imposible que brille en la Itzulia con este terreno, pero me encuentro bien -aunque ha estado enfermo el fin de semana- y trataré de aportar al máximo al equipo y a Bauke Mollema. Para mí no es un año de despedida, porque me siento en deuda con el equipo y la manera que tengo de agradecer todo lo que han hecho por mí es darlo todo, ofrecer el máximo y mostrar un compromiso total hasta el último día. Ser útil. Por eso he ido a ver todo el recorrido de la Itzulia y he enviado a Mollema vídeos e información detallada sobre la colocación y otros aspectos de la carrera. A Karakate, esta es la cuarta vez que subo».
«Subida bonita, no imposible»
Markel Irizar recorrió el martes la subida a Karakate, la penúltima de la Itzulia. Los corredores llegarán tras pasar Azurki y antes de subir a Asentzio para descender a la meta final en el centro de Eibar. «Tras pasar el campo de fútbol de Soraluze se acaba la carretera y comienza la pista de hormigón. Oyes hormigón y piensas en rampas imposibles, pero no es así. Es una subida estrecha pero bastante regular, no pasa del 9 o del 10%. Después de Azurki, se va a pegar. Al final hay un falso llano, incluso un poco de bajada, que será clave para buscar la posición para el descenso, que tiene tela aunque es por una carretera bien asfaltada».
No espera que Karakate decida la Itzulia. «Creo que la carrera se romperá en Azurki. Después, de Azkarate hasta aquí y luego de Soraluze por Osintxu a Bergara si alguien va con 20 segundos de ventaja, el pelotón le va viendo. Suponiendo que la victoria esté en un pañuelo, en Asentzio será complicado hacer daño. Uno como Mikel Landa se la puede jugar a todo o nada desde Azurki, pero si un equipo como Astana lleva al líder, puede controlar la carrera. No creo que sea decisiva. Si sucede, será más porque alguien falle».
A Irizar le gusta el recorrido de la Itzulia, que «tiene todos los ingredientes para gustar. Karakate va a ser un imán para los aficionados, algo distinto. Va a haber un mundo. Me gusta que se busquen estas subidas de asfalto menos bueno pero se baje por la carretera normal. No hay cosas raras. El sterrato tampoco tiene mucho misterio, haremos la etapa con tubulares normales. Lo importante será la colocación. Antes del primer sterrato está el muro de Badostain, que ya conocemos de la Itzulia de hace dos años. La entrada se estrecha mucho, pero no es una locura, no es kamikaze. Contarán la posición y el aire».
«Sin cambio en la crono»
Markel Irizar también ha estudiado la contrarreloj del primer día. «No voy a cambiar de bici y creo que la mayoría de la gente la hará entera con la cabra. Lo importante es acertar con el desarrollo. Es verdad que la bici de carretera es mejor para subir y para bajar, pero opino que no compensa cambiar. Yo, a mis vatios, el tramo final de La Antigua, iba a 7-8 kilómetros por hora. Los que luchen por la victoria no creo que pasen de 11 o 12».
Opina que «la crono puede hacer diferencias y definir la carrera, sobre todo si uno de los tres líderes del 'Euskana', que antes era el Astana pero ahora está copado por los vascos, se pone de amarillo. Un equipazo así puede amarrar toda la Itzulia. Si no, quedaría más abierta. Mis favoritos son ellos, Alaphilippe o Yates, lo demás sería una sorpresa».
El bosque de Karakate envuelve a Markel Irizar. Nació para los adoquines, pero estas son sus carreteras.
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