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miércoles, 16 de noviembre de 2022

ELKARTASUNA TXIAPASEKIN.

 dv.

Elkartasuna Txiapasekin cumple un lustro ayudando a las comunidades indígenas.

La ONG oñatiarra impulsa talleres de formación, huertos familiares y redes comunitarias de fortalecimiento de las mujeres campesinas.

Un grupo de mujeres de San José Yocnajab preparan un huerto biointensivo tras formarse en agroecología.

OÑATI.

'Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida'. Este conocido proverbio chino que defiende la formación contra la pobreza frente a la ayuda asistencialista, le viene como anillo al dedo a la ONG oñatiarra Elkartasuna Txiapasekin, que cumple un lustro trabajando con Ceiba Mutram ayudando a las comunidades indígenas de Chiapas (México). Y muy especialmente a las mujeres, en un contexto muy complicado por «la narcopolítica, la situación migratoria represiva fronteriza, y el aumento de la violencia hacia las mujeres».

No corren buenos tiempos en Chiapas, explican desde la ONG, y por eso es importante poder seguir ayudando. «A la crisis provocada por la pandemia y el encarecimiento de los productos básicos, hay que sumar la presencia de grupos criminales que se disputan territorio con fuertes expresiones de violencia (despojos, secuestros, asesinatos...). La situación es muy complicada y muchas comunidades han tenido dificultades para obtener incluso el sustento de los alimentos que producen porque los fertilizantes han subido de precio hasta un 300%.

No obstante, gracias a los casi 10.000 euros (9.967) que Elkartasuna Txiapasekin ha recibido de las ayudas a la cooperación que otorga el Ayuntamiento de Oñati, hemos podido seguir impulsando proyectos de ayuda a la autogestión en San José Yocnajab, Comitán, Trinitaria o Motozintla, que son lugares de asentamientos de familias desplazadas que llegan huyendo de la violencia», destaca Pablo Miguel, que tiene una larga trayectoria de colaboración con Chiapas, antes con Komite Internazionalistak.

Huertos, talleres y redes

Ahora trabajan para que las comunidades campesinas e indígenas se apropien de la iniciativa formativa y organizativa sosteniendo con su propio trabajo las transformaciones culturales y sociales. Y con esta filosofía, este año, además de seguir generando redes comunitarias de formación y apoyo a las mujeres, han impulsado alternativas de producción orgánica sensibilizando en la salud y el género. Han ofrecido talleres sobre agroecología, mantenido huertos y trabajado con cuatro comunidades en las instalación de huertas familiares, proporcionándoles además de formación, semillas, herramientas y los materiales necesarios para el cultivo.

En San Nicolás Buenavista, por ejemplo, están formándose sobre la posibilidad de producir huertos libres de químicos agroindustriales por una parte. Y por otro lado, en la posibilidad de crear alternativas de venta de producción de los frutales que no alcanza a consumir y se echan a perder.

Desde la ONG han querido hacer hincapié en la importancia de las ayudas que reciben de las instituciones públicas y agradecer el apoyo y la colaboración del pueblo oñatiarra.

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