Noticias de Gipuzkoa
12.04.2020 | 00:39
Las agujas del reloj marcaban las 7.45 horas y en los alrededores del polideportivo de Oñati los primeros compradores guardaban cola para llenar sus bolsas y carros con alimentos cultivados en caseríos y elaborados de forma artesanal. El mercado de baserritarras y pequeños productores se celebró ayer por cuarto sábado consecutivo en la cancha azul de Zubikoa, cumpliendo a rajatabla las medidas preventivas contra el COVID-19.
El Consistorio oñatiarra decidió seguir adelante con la azoka, a pesar de que tres días antes, en la víspera del inicio de la Semana Santa, el Gobierno Vasco emitiera una orden para la suspensión de las ferias tradicionales de venta de alimentos y productos agrícolas. Las críticas a esta prohibición no se hicieron esperar, y durante la mañana de ayer el Ejecutivo vasco rectificó y anunció que va a levantar esta restricción. A partir de la próxima semana los mercados locales podrán retomar su actividad.
"Para cuando llegó la orden, al ser víspera de fiesta, estaba todo organizado, los agricultores y baserritarras habían recibido el aviso y tenían listos sus productos. Su cancelación hubiera sido perjudicial para ellos; otra traba en este difícil camino", declaró la alcaldesa, Izaro Elorza.
El equipo de Gobierno oñatiarra (EH Bildu) reprochó al Ejecutivo autonómico que ponga "continuos obstáculos, en tiempos en los que los supermercados y grandes establecimientos están llenos de gente". Aseguró, de este modo, que seguirá apostando "por los productores locales y pequeños vendedores".
CON ESTRICTAS MEDIDAS El pasado 21 de marzo el Ayuntamiento trasladó el mercado a la cancha azul de Zubikoa para poner en práctica, de forma escrupulosa, las medidas de seguridad dirigidas a minimizar el riesgo de contagio por coronavirus. Manteniendo las distancias, con un control en los accesos y aplicando las recomendaciones higiénicas se desarrolló ayer de nuevo la feria semanal. De 8.00 a 13.30 se reunieron 14 puestos e hicieron sus compras cerca de 360 personas. Todo discurrió con normalidad.
"Es más fácil pisar al pequeño que al grande", se quejaba Naiara Uriarte sobre la ya levantada orden de suspender los mercados. Esta aretxabaletarra vende el pan que produce –Errastiko ogia– en tiendas de lunes a viernes, y los sábados en Oñati, donde ha visto "incrementar las ventas" en las últimas semanas.
"En la azoka se cumplen mejor las medidas de seguridad; al hacer la compra nadie se choca como en los supermercados", recalcó. En la misma línea se pronunció la oñatiarra Esther Elorza, que vendía la leche y el queso elaborados por su hija Maialen, que es baserritarra. "Estamos pendientes todas las semanas de si se va a poder o no llevar a cabo el mercado. Si no nos dejan vender nos hacen la puñeta", advertía Elorza, que se mostraba "muy agradecida" con el Consistorio de Oñati por mantener en pie la berdura azoka.
El matrimonio formado por Juan José Murillo y Flor Trinidad asiste a la cita oñatiarra desde Irun. A partir de que se decretara el estado de alarma, de los siete mercados que completan por semana solo se organiza el de Oñati. Han dejado de acudir a Lazkao, Beasain, Usurbil y Baztan. "Somos autónomos, tenemos a más gente trabajando con nosotros y hemos hecho un ERTE. Lo nuestro es una actividad esencial, alimentación, pero no podemos vender y tampoco agarrarnos a ayudas, si las hay", se lamentaba Murillo. "Habrá que tirar del carro", añadía Flor, mientras instaba al resto de ayuntamientos a que se "implicaran igual que el de Oñati".
Ayer otras localidades como Deba, Bergara y Azpeitia también celebraron sus mercados de baserritarras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario