3/06/2017.
Una cura a los apóstoles y la Piedad
Tareas de conservación. La obra de Oteiza está oculta bajo el corsé metálico del andamiaje . / MARIAN El último 'chequeo' al simbólico frontis de la Basílica de Arantzazu se efectuó en 2010
La exhaustiva rehabilitación realizada entonces determinó la necesidad de tratar el friso cada 8-10 años
- MARIAN GONZALEZ
Los controvertidos catorce apóstoles y La Piedad de Jorge Oteiza del friso de la Basílica de Arantzazu están siendo sometidos a una cura de salud en el marco de un plan de conservación preventiva que identifica, evalúa, detecta y controla los riesgos de deterioro de uno de los símbolos arquitectónicos de Gipuzkoa.
En 2010 tras un exhaustivo tratamiento debido a las 'heridas' que presentaban las impresionantes figuras, se decidió 'vacunar' a los apóstoles y a La Piedad con una periodicidad de entre 8 y 10 años para evitar así su deterioro o pérdida, y la necesidad de acometer drásticos y costosos tratamientos. La idea es que una pequeña inversión en conservación evita males mayores, y con esta filosofía están trabajando ya especialistas de la empresa de recuperación del patrimonio artístico Petra. Las esculturas también se apuntan a la medicina preventiva. En este caso para plantar cara a las fisuras, los ataques bióticos y protegerse de las inclemencias del tiempo.
Y es que el frío, el viento, el hielo y la lluvia hacen mella en las piedras de caliza negra de Markina que durante 13 años durmieron «el sueño geológico» al borde de la carretera del Santuario en medio de una fuerte polémica. En 2009 los apóstoles fueron concienzudamente restaurados, pero el tratamiento hidrofugante (un protector que reduce la permeabilidad de la piedra) dura diez años, y para prevenir intervenciones más profundas, se elaboró un plan de conservación para uno de los mejores exponentes de arte religioso del siglo XX. En 2010 se acometió un trabajo de conservación multidisciplinar a cargo de Teusa y Petra, que estableció los criterios a seguir de cara al futuro.
Aquel lifting contempló la aplicación de un tratamiento biocida para eliminar el ataque biótico que padecía el friso. Se rellenaron las microfisuras con mortero de cal hidráulica y se efectuó la hidrofugación de todo el conjunto para que quedase protegido frente a los ataques de la lluvia. También se colocó un canalón para recoger todo el agua que recibe la parte alta de la fachada, así como la que llega a la repisa existente sobre los Apóstoles sin que quedaran evidencias a la vista de la intervención, demostrando que la cirugía monumental es también todo un arte.
ITV pétrea
Estos días el conjunto escultórico de Oteiza vuelve a estar bajo un corsé metálico, para realizar una cura de mantenimiento a la piedra y arreglar las fisuras existentes. Y para que la climatología no condicione la minuciosa tarea se ha acondicionado una tejavana encima del friso que protege a los apóstoles y La Piedad de aguaceros. Y es que a pesar de la aparente compacidad de este material pétreo, se ve atacado por factores externos, como la acción del hielo o la cristalización de las sales. Es además, un material susceptible de ser disuelto parcialmente por la acción del agua, lo que suele dar lugar a eflorescencias blanquecinas que hay que limpiar con mucha paciencia.
Una vez completado el chequeo y la cura, el apostolado no cambiará a los ojos del espectador. Y es que, incluso ahora, las zonas afectadas sólo se vislumbran a pie de andamio. La cura de salud será efectiva y reconfortante para los apóstoles, pero los que contemplen la piedra de la discordia de Oteiza apenas repararán en ello.
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