martes, 7 de mayo de 2024

EL ESTANCO DE ALTUNA YA ES UN COMERCIO CENTENARIO.

 dv.

Ixiar Unamuno es la tercera generación de un negocio que recibió la licencia de apertura el 20 de febrero de 1924.

Ixiar Unamuno y Miel Anduaga en el mostrador con los cuadros conmemorativos y artículos antiguos. Marian



Sábado, 4 de mayo 2024, 20:24 


Muy pocos negocios pueden presumir hoy en día de llevar más de cien años abiertos. El estanco Altuna es uno de ellos, en febrero cumplió un siglo de vida y durante todo el 2024 va a visibilizarlo con pequeños gestos: un cuadro conmemorativo enmarcado con el permiso de apertura, una ilustración de agradecimiento, felicitaciones y pequeños detalles y sorpresas.

Va a ser un año especial para Ixiar Unamuno que lleva 42 años al frente de la expendeduría sita en Kale Barria 31, la mitad de ellos junto a su marido Miel Anduaga. Ambos no tienen más que palabras de agradecimiento a quienes durante todo este tiempo han confiado en sus servicios. en un local en el que nunca ha faltado tabaco y timbre, pero ha cuidado mucho la literatura y la papelería y llegó a vender desde jabón de afeitar a peines o cortauñas.

«Durante muchos años era obligado abrir de lunes a domingo, así que la tienda era consigna, información y turismo y confesionario» explica Ixiar que creció en torno al mostrador familiar y luego recogió el relevo.

El estanco se expidió a nombre del abuelo de Ixiar, pero su abuela Petra primero y su madre Pilar después llevaron la batuta«Durante muchos años era obligado abrir de lunes a domingo, así que la tienda era consigna, información y turismo y confesionario»El superventas Ibon Martín introdujo a Altuna en la trama de su última novela 'El ladrón de rostros'

Ella es la tercera generación de un negocio que aunque fue expedido a nombre de su abuelo Pedro Altuna, ha tenido alma de mujer. Su abuela Petra Lazcano-Iturburu y su madre Pilar Altuna llevaron la batuta muchos años. Pedro y Petra tuvieron seis hijos y fue la única fémina, Pilar, la que se quedó con el estanco, algo habitual en el sector comercial y de servicios en aquellos tiempos. Tras casarse con Bixente Unamuno, la pareja renovó el local y sumó artículos de papelería, revistas y libros al estableciemiento.

Infinidad de anécdotas

Cien años dan para mucho y los tiempos también han cambiado lo suyo, desde los negocios que poblaban la principal arteria comercial oñatiarra, hasta las costumbres de consumo y la relación con la clientela.

Las anécdotas acaecidas en el interior del estanco darían para escribir un libro, y aunque no lo hayan hecho, el negocio sí ha sido protagonista de un superventas de Ibon Martín, al que Ixiar y Miel conocieron antes de que se convirtiese en uno de los reyes del género negro y han visto crecer. «Le hizo ilusión ver en nuestro escaparate su primera novela histórica 'El valle sin nombre' y desde entonces siempre que saca un libro nos visita. La verdad es que nos hizo ilusión ser parte de la trama de 'El Ladrón de rostros» admiten.


Y Altuna no ha vivido únicamente asesinatos literarios, en 1930 una mujer que acababa de comprar un sello, fue asesinada por un hombre que luego se suicidó. Un luctuoso crimen de género que la abuela de Ixiar solía recordar.

«Antes se entraba al estanco por el portal y allí es donde ocurrió todo según contaba. También sufrimos un robo en 1984 y un alunizaje hace una década» explica.

Al principio Altuna vendía solo tabaco y timbre. Ahora apenas se comercializan sellos y las costumbres fumadoras también han cambiado, «el rubio gana hoy en día por goleada, antes se vendían sobre todo cigarrillos negros».

Lo que les genera especial satisfacción es la excelente acogida que tienen los libros en el municipio. «Nos gusta asesorar, compartir impresiones con los lectores y ahora hay mucha celeridad en los pedidos, la mayoría llegan en 24 horas. Hubo un tiempo en el que también vendíamos juegos, pero la estricta regulación de los estancos hizo que lo dejásemos» relatan.

Ixiar y Miel están contentos con su trabajo «es fácil y bonito y te permite tener contacto con mucha gente». En el caso de Ixiar el estanco es también, un álbum de recuerdos, de vivencias ligadas a su padres, abuelos, primos y en especial a su hermano que falleció trágicamente y al igual que la defunción de su primera hija, «fue un palo muy gordo».

Altuna es ya por méritos propios un establecimiento con solera, un negocio centenario, algo cada vez más complicado. No hay más que recordar la larga lista de establecimientos que en este intenso siglo de trayectoria bajaron a persiana en Kalebarria: Lukasena, Santos, Txarriduna, Oleaga, Aranguren, Milikua, Goñi, chocolates Orbea... o los más recientes, Kirrin, Etxeberria o Juanitosa. Zorionak Altuna!

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