jueves, 6 de diciembre de 2018

Tras los viajes de Anastasio Zubia.

D.V.

Tras los viajes de Anastasio Zubia

El libro de Jose Antonio Azpiazu y Miguel Angel Kortabarria cuenta la vida del famoso comerciante | La presentación del nuevo trabajo de los autores tendrá lugar en la sociedad de Araoz el día 15 a las 12.00 horas

IKER MURILLO OÑATI.

Jueves, 6 diciembre 2018, 10:48


La sociedad y la tecnología avanzan a pasos agigantados. Tanto que, para muchos 'hijos' del siglo XXI resultan inimaginables algunas de las costumbres y labores diarias de los antiguos vecinos de Oñati y de Euskadi en general. Con el objetivo de acercar hasta nuestros días algunas de esas costumbres olvidadas, el antropólogo Jose Antonio Azpiazu y Miguel Angel Kortabarria se han sumergido en la historia de Oñati para traernos la vida de Anastasio Zubia. Un hombre que, entre otras muchas cosas, sirve para comprender el modo de vida de nuestros antepasados en el valle de Deba Goiena y los alrededores.
Aunque relatada ahora su historia pueda parecer propia del siglo XVI, en realidad no hace tanto que Anastasio Zubia (vecino y comerciante originario del barrio de Araoz), estuvo entre nosotros. Aún quedan de hecho muchos vecinos que lo recuerdan y que tienen más de una buena anécdota que contar sobre él: «Era una persona que siempre tenía una sonrisa o una broma en la boca», comenta Azpiazu, «todas las personas con las que hemos tenido la ocasión de hablar tenían un buen recuerdo de él».

El antropólogo, historiador y profesor nacido en Legazpi, cuenta que Anastasio Zubia, al regresar de la guerra y trabajar varios años en las fábricas de la zona, decidió que la vida que había llevado hasta ese momento no iba con él: «Uno de los grandes logros en la vida de Anastasio fue descubrir que había un gran nicho de mercado en la zona gracias a la mala comunicación entre pueblos y barrios y a los controles del estado que establecían rigurosos impuestos sobre los comerciantes. En un momento dado, se echó la mochila al hombro, compró dos burros y comenzó a comerciar entre los diferentes núcleos urbanos que se extienden desde este valle y hasta Vitoria».

Anastasio Zubia con su inseparable burro
Anastasio Zubia con su inseparable burro / OÑATI

Y es que, si bien a día de hoy la capital de alavesa es un punto geográfico cercano, no lo era tanto en la época de la postguerra cuando las carreteras apenas estaban asfaltadas y los servicios públicos de transporte brillaban por su ausencia. En ese contexto, Anastasio y sus inseparables burros acortaron distancias y dieron la oportunidad a muchos vecinos de adquirir productos que, de no ser por él, jamás hubiesen podido tener. En este sentido, Azpiazu cuenta que la labor del comerciante fue fundamental: «la historia de Anastasio es importante porque sirve para explicar el entorno social, económico y tecnológico de una época concreta. Ahora puede parecernos algo impensable pero lo cierto es que para un hombre de caserío de los años cuarenta, viajar a Vitoria era sin duda la aventura de su vida. El tener a mano un hombre que podía acercarte hasta la puerta de tu casa ropas o artilugios que se llevaban en la ciudad era algo impagable».

Negocios de antes

Azpiazu cuenta que una de las principales virtudes del histórico comerciante era su habilidad para dar a cada persona aquello que necesitaba: «Anastasio tenía su ruta muy medida. Con el paso de los años se molestó en conocer a cada una de las personas de los caseríos y las poblaciones de Gipuzkoa y Álava y llegó a saber perfectamente qué era lo que cada uno solía pedir dependiendo de la época del año».
Gracias a esos conocimientos, llegó a tejer una red de caminos que recorría incansable durante casi todo el año y, a menudo, en solitario: «Era un hombre muy valiente. Aún cuando su vista no alcanzaba para mucho (siempre llevaba unas gafas de cristal muy grueso) se aventuraba por el camino guiándose por el buen instinto de los burros llegando incluso a viajar toda la noche sin molestarse siquiera en buscar refugio».
Por otro lado, el afilado sentido de Anastasio para los negocios no parecía inducirle a engañar a la gente o a hacer tratos para su propio beneficio: «En la época de la postguerra cada uno pagaba cuando podía y lo que podía. Él no era una persona que apretase a los demás para cobrar las deudas o que se aprovechase de su situación. Nunca tenía prisa para pedir lo que le correspondía y siempre negociaba hasta donde la otra persona era capaz de llegar. Eso le hizo ganarse el cariño de la gente durante muchos años».
Los que quieran conocer más de cerca la vida de Anastasio Zubia, tienen una cita el próximo sábado 15 de diciembre a las 12.00 horas en la sociedad de Araoz (junto a la iglesia).
Allí está previsto que los autores del libro hagan una pequeña presentación y ofrezcan el libro a los que quieran comprarlo.
Tras esta puesta de largo, el libro cuyo título completo es 'Anastasio Zubia, Araozko saltzaile ibiltaria, bere bizimodua garaia eta giroa' estará disponible en Txokolateixia. Su publicación ha corrido a cargo de Artixa y del Ayuntamiento de Oñati, además de con la aportación económica de los propios autores de la obra.





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