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sábado, 6 de mayo de 2017

Tres artistas unidos por las ermitas.

D.V.

  • MARIAN GONZALEZ
  •  
  • OÑATI
6 mayo 2017
  • Hoy se inaugura en la parroquia una exposición de trabajos de pirograbado en madera y fotografías

  • José Urzelai, Santi Mendiola y Joxe Fernández participan en el proyecto cultural de Ganbara


Los  protagonistas. Fernández, Urzelai y Mendiola, en el particular museo familiar del segundo.
Los protagonistas. Fernández, Urzelai y Mendiola, en el particular museo familiar del segundo. / MARIAN


La mayoría de las ermitas oñatiarras podrán visitarse a partir de hoy, y durante dos fines de semana, en la parroquia de San Miguel Arcángel. No es que hayan abandonado sus emplazamientos, sino que el arte, primero con el objetivo, y luego con el cincel de pirograbado y el pincel, de José Urzelai 'Milikua', permite disfrutar de minuciosas reproducciones.
«Es todo un artista, que la mayoría de la gente no conoce. Su trabajo tiene mucho mérito, y por eso pensamos que sería bonito mostrarlo en el marco del proyecto de promoción de la música y el patrimonio 'Ermitaz ermita, Oñati ezagutzen' -explica la portavoz de Ganbara Abesbatza, Oihana Díaz-. Hemos unido en el proyecto a tres artistas: los fotógrafos Joxe Fernández y Santi Mendiola (cuyo trabajo es más conocido al llevar décadas dedicados a una afición que les ha llevado a colaborar con distintas asociaciones), y todo un desconocido maestro de las manualidades, José Urzelai, que a sus 92 años de edad merece un reconocimiento».
El hobby que inició cuando se jubiló, le ha permitido alumbrar verdaderas joyitas. No solo las ermitas que se podrán ver en la parroquia, también maquetas de edificios con solera, como el ayuntamiento y las casas torres, y trabajos de pirograbado también de otras edificaciones religiosas como la Basílica de Arantzazu, el monasterio de Bidaurreta o capillas y humilladeros.

Hoy, y el próximo sábado, la exposición de ermitas podrá visitarse de 18.30 a 20.00, mañana de 12.00 a 13.30, y el día 14 de 12.00 a 13.30 y de 18.30 a 20.00 horas. Oportunidad de acercar al público, el fruto de una afición que desde que se cerró el bar Guria, la familia de Urzelai cuelga en las paredes del local familiar.
Hombre formado a sí mismo, la afición por la fotografía de 'Milikua' le llevó a trasladar las instantáneas que tomaba a lienzos reconvertidos en paneles de madera, para seguir los trazos que dejaba marcado el camino de un punzón. Con mucha paciencia quemaba la madera siguiendo la imagen que quería plasmar.
Urzelai está feliz de exponer públicamente su obra, de mostrar las catorce ermitas que Ganbara ha recogido en el libreto 'Ermitaz ermita, Oñati ezagutzen', y algunas más. El visual ejemplar incluye también breves apuntes históricos y el programa de conciertos que la gran familia coral ofrecerá del 13 de mayo al 1 de julio en las ermitas de San Martín, Zubillaga, San Lorenzo, Madalena y la parroquia de Araotz.
Pasión por la fotografía
El folleto, alumbrado en colaboración con la asociación de defensa del patrimonio Artixa, recoge asimismo las fotografías de Mendiola y Fernández que, a partir de hoy se exponen también en la parroquia. Ambos son dos pesos pesados de la fotografía amateur. Ellos fueron dos de los fundadores de la Sociedad fotográfica de Oñati, ya desaparecida, cuyo relevo recogió Ilunpetan, que este mes celebra el festival Argi.
Ambos aceptaron gustosos el encargo de Ganbara Abesbatza de colaborar en el proyecto. Fernández, tiró de archivo. porque ya tenía una prolífica colección, ya que había colaborado en otro libro. Mientras que Mendiola ha realizado su parte para la ocasión. Según confesó, «los coches han sido mi principal enemigo en algunas localizaciones, pero con paciencia y varios viajes, el trabajo ha merecido la pena». Ambos comparten afición y un archivo de más de 40.000 fotos de paisajes, citas y acontecimientos socio-culturales y deportivos, que constituyen parte de la intrahistoria oñatiarra.
Los dos admiran el arte de Urzelai, que antes de dedicarse al pirograbado compartió con ellos pasión por el clic y cultivó el gusto por el detalle que hoy podrá degustarse en sus trabajos con la madera.
«Mi afición por la fotografía, al igual que el pirograbado surgió espontáneamente -explica Milikua-. Siempre me han gustado los caseríos y hacer fotos, ese era mi hobby cuando trabajaba. Los domingos me colgaba la Yashica en el cuello y salir a pasear por el entorno rural».
Precisamente el Archivo Municipal enriqueció sus fondos el año pasado con su colección documental sobre el mundo rural, centrada en el caserío. Y es que la pasión de Urzelai, nacido en Migelena por la fotografía y el baserri, ha hecho que atesore más de 800 instantáneas, que permiten constatar el cambio que ha experimentado el mundo agrario en muy poco tiempo. Son estampas tomadas principalmente en los años 80 y 90 que tienen un gran valor arquitectónico y etnográfico, porque algunos de los caseríos retratados ya han desaparecido, y otros han sido parcial o completamente reformados. También hay imágenes más antiguas pues Urzelai empezó a cultivar su afición hace unos 40 años con una cámara que su hermano le trajo de América.
Poco podía imaginar que las fotos que sacó con aquella su primera cámara y las que vendrían después, llegarían a formar parte del Archivo Municipal a comienzos del siglo XXI. Pero antes no había tanto fotógrafo como ahora que, sobre todo con el teléfono móvil y la digitalización de las cámaras, se ha universalizado la fotografía, convirtiéndola en parte de nuestra vida cotidiana.
¿Y cómo pasó Urzelai de la fotografía al pirograbado? pues fotografiando ermitas. Pensó que sería bonito trabajar la madera con ellas, y el nuevo hobby le enganchó. Empezó por la de Madalena, por proximidad, el nació en sus inmediaciones, y luego poco a poco con mucha paciencia y talento fue completando la colección. Empezó con 67 años tras jubilarse de Pilas (Cegasa), así que fue un hobby tardío, igual que su gusto por coleccionar clavos, pero que le ha dado muchas satisfacciones. Su maqueta del Ayuntamiento es la joya de la corona, tiene luz interior y cuida cada detalle, las barandillas, el escudo y hasta el ambiente, los txistularis tocando en los arkupes mientras unos niños bailan y otros juegan al balón, y jubilados de tertulia y lectura.
Lo dicho, una pequeña obra de arte, que no participa en la exposición sobre las ermitas que hoy se inaugura, pero luce espectacular en el peculiar museo familiar de los 'Milikua' en el que se ha transformado el antiguo bar Guria. Un lugar en el que cuadros, fotos y maquetas comparten protagonismo con clavos y matrakas en un txoko con mucho encanto e historia.

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